OPINIÓN: NOS TOCA
México es uno de los países más ricos en todos los sentidos posibles, lleno de historia, biodiversidad, cultura, y gente única. Pero… ¿por qué si somos tan especiales no formamos parte de las potencias mundiales? ¿Por qué siempre nos quedamos en el tan famoso “ya merito” o peor aún… en el “sí, se puede”?
La verdad es que yo difiero completamente en varios aspectos de esta mentalidad, este pueblo ha ido cambiando conforme pasan los años en los que vive, pero… nosotros, nuestro intelecto no ha cambiado mucho. Seguimos siendo aquellos rebeldes sin causa del siglo XIX llamados “insurgentes”.
México continua siendo aquél país que no pudo saborear las delicias de los felices años veinte (y ahora los 2000’s) ya que está sometido constantemente a una indiferencia que lo lastima. Un pueblo que cree tener la solución, pero que no se atreve a mover un solo dedo.
Tal parece que muchos de nuestros dirigentes, o es más, mucha de nuestra población no se digna a tan siquiera abrir un libro de historia. Bien lo expone la política española Rosa Diez, que nos comenta que cuando los ciudadanos dejan de prestar atención al gobierno, llegan a las instituciones políticos que no prestan atención a los ciudadanos. Y es precisamente de este aspecto del que discutiré. Hoy la mentalidad del mexicano está perdida.
Desde pequeño he sido una persona muy curiosa, es por eso que en vez de tener veladas con cuentos o historias nocturnas contadas por mis padres, cada noche les preguntaba (y aún lo hago): “papá… ¿por qué si muchos sabemos qué políticos son los que roban, siguen estando en el poder?” “papá, si es que hizo tanto mal por setenta años, ¿por qué volver a sufrir con el PRI?” “¿Por qué el PAN no aprovechó del todo su oportunidad?” “¿Por qué hay tantos personajes tan incoherentes en la historia nacional?” A todo esto hay una frase que mi padre me ha logrado inculcar para resumir la respuesta a todas esas preguntas: “Aquél que no sepa de su historia está condenado a repetirla”. Es una oración que suena fuerte, pero es franca.
Aterrizando un poco todo lo comentado, es aquí donde me gustaría criticar el rumbo de nuestro país en sociedad. Desde mi punto de vista, llevamos varios años corriendo en círculos a la velocidad del sonido, dando giros bruscos, erróneos, mareados pero a veces alentadores.
La historia es la interpretación de la importancia que el pasado tiene para nosotros. Esto lo dijo Johan Huizinga quién fue un gran cítico de la civilización con respecto a sucesos históricos. Y es que si no le damos la importancia necesaria a los suceos del pasado, cometeremos constantemente los mismos errores sin la posibilidad de avanzar.
Reflexionando, me he dado cuenta que este país tiene una estructura muy peculiar y una funcionalidad desilusionadora. Este país vive de lo que se permite y no se permite; y a través de esto se logra controlar a más de 100 millones de personas. ¿Cómo? Dando falsas esperanzas, tratando de ilusionar a un pueblo con el cambio, el cual no va a suceder. Permitiendo una libertad falsa a través de marchas, filmes y diversas expresiones que simplemente son parte del plan.
Dentro de la creencia popular se dice que México debe despertar, que al fin llegue el verdadero libertador, pero estamos buscando un cambio de una persona en una era equivocada. No hay mas "yo" en este siglo, hay un "nosotros". Es momento de luchar por lo que creemos, de ser valientes y de utilizar el arma más poderosa de este siglo… la información, la verdad, los hechos, las propuestas, etc. Pero es importante saber que la ayuda nunca será suficiente, que no porque el vecino ya lo esté haciendo significa que yo no debo de contribuír.
Y es aquí para concluir donde digo que estoy convencido de que no es sólo un “mesías”, somos todos nosotros los millones de libertadores con la misión de salvar un país, Aquí comenzamos las bases del cambio, informándonos, exigiendo, y participando para así lograr obtener el país que verdaderamente queremos y merecemos, un país construido por ti y por mí, un país que sea de su pueblo. Un auténtico mexicano.